Polders
No crece nada.
Solo hay esqueletos de árboles calcinados y las pisadas blancas de unos pasos sobre el carbón.
Por el día es desesperanza y destrucción, el sol destroza la piel, ya no existe el manto de ozono que nos protegía de la radiación solar.
Las noches sin luna son solo oscuridad en la que de vez en cuando se atisba a ver un par de ojos, de colores que no deberían existir en la naturaleza, esas noches que la oscuridad parece tener algo de vida, gracias al miedo, que agudiza nuestros sentidos, y en las que sientes presencias en las caricias y susurros que trae el viento.
Pero hoy no es así.
Hoy hay luna llena y el paisaje se torna dicotómico mientras abandono el desierto y me acerco al dique, por un lado esta inmensa sombra provocada por esta brutal obra de ingeniera fabricada por el hombre, que consigue con la fuerza de mil titanes retener el poder del agua helada y furiosa, probablemente al otro lado la luna se refleje en las aguas claras y puras que solo la madre tierra puede darnos, probablemente no sea un espejo.
Subiré corriendo, dejando atrás este pantano oscuro del que emergen las quillas y mástiles de antiguos barcos cargueros hundidos en un lodo, no tan espeso como parece a primera vista, ya que si observo detenidamente y no me muevo puedo contemplar que ese barro se mueve igual de pringoso y lento que una babosa que se arrastra sin ninguna dirección, probablemente los barcos transportaban productos de agricultura, cultivados en estas tierras, antes más fértiles que ningunas y probablemente esos esqueletos de animales… y no solo de animales, ya que estoy casi seguro que aquello es una figura humana en descomposición, quién sabe, probablemente esos seres que murieron ahí pensaron que podrían cruzar hasta el otro lado, probablemente huyendo de algo
Todos huimos de algo, lo importante es saber hacia donde huir.
Yo hoy me dirijo a la torre, la más grande de las 2 que quedan en pie al otro lado de la presa, no se porque la hicieron con esa forma, bueno supongo que una forma normal siempre se hubiera relacionado con una parte de la fisiología masculina, dadas las actividades que se realizaban dentro, una vez derruido el barrio rojo a algún sitio tenían que llevar a las prostitutas y prostitutos, la oferta cada vez era más grande y la demanda también, esos ricachones no se conformaban solo con una pobre mujer, organizaban orgías inmensas, pero… ¿tanto como para llenar ese inmenso edificio solo de sexo?, es demasiado.
Y el arquitecto, no se en que estaría pensando, intentando imitar a la torre de pisa pero con una torre curva, ¡curva!, como un gran gusano que sale de suelo y mira hacía abajo en busca se su comida, una gran columna de acero transporta uno de los ascensores hasta la nariz de esa gran oruga, que antaño parecía tener pelo debido a los jardines que arriba se cultivaban en ese enorme vivero de cristal, del que ahora apenas queda nada, pero debió ser un buen arquitecto, a pesar de todos los agujeros y trozos de la torre que ya no existen y que dejan ver su metálico esqueleto, aún así, sigue en pie.
Cada cierto número de plantas un hueco en el cuerpo del gusano, por el que pasan los rayos de luna haciendo que de cierta manera no parezca del todo opaco, supongo que serviría para hacer caterings y no respirar el olor a fluidos de las estancias.
No lo consiguieron, yo sigo encontrándole similitud con el miembro viril.
Su hermana no se que uso tenía, pero por lo menos era algo más normal, dos torres unidas por un pasillo enorme, ahora derruido, como formando una H, quizá fuera un hotel, estaría bien pensado…
Y las hermanas pequeñas como el resto de la ciudad, son solo trozos que interrumpen la trayectoria de los rayos lunares dibujando sombras como tinteros caídos de las que la imaginación saca nuestras pesadillas.
Pero no llegare hasta ellas, eso lo se, antes hay algo que tengo que hacer.
----Tantos pensamientos que no encajan con la situación…quién lo iba ha decir, nunca pensé que mis estudios de ingeniería, servirían para algo, pero hoy se que tengo que hacer y dónde lo tengo que hacer.
Corriendo por el dique puedo ver a la izquierda el mar, rozando la carretera como si fuera su orilla, los coches son escombros con las puertas abiertas y alguno que otro hace sus veces de tumba, tumbas que dentro de poco tiempo, con suerte, serán marítimas.
La olas rompen furiosamente a mi espalda y el tronar de sus choques hace que por un momento me olvide de los fantasmas y monstruos que se escuchan en el silencio, solo escucho a la tierra quejarse, a la tierra contra el hombre y todo el daño que le ha hecho, hoy una parte se redimirá.
Corro por Oosterscheldekering *, que divide el mar de la tierra, abajo ahora solo se ve un pantano inmenso, con decenas de embarcaciones, vehículos y basura, parece un retrete enorme que no se ha lavado en años…y ahí en alguna parte de esa basura esta ese bicho inmenso, del que han salido todos los demás, esa cosa que no salio de donde debería, si no que se creó ahí mismo, esa enorme bolsa de dolor de la que salen criaturas como las que me persiguen desde que estaba abajo del dique, cada vez son más… hoy no les toca a ellos ganar.
Al fondo, tras todo el fango, está la ciudad… las ciudades, los países bajos, que aún medio destruidos tienen luces, pero ya no son bombillas las que alumbran, ahora son velas o cartones quemados, miles de personas que sobrevivieron han venido aquí a refugiarse, a estas tierras que todo el mundo creía fértiles y seguras, miles de personas que como yo, no sabían que “ellos” vendrían hasta aquí, miles personas que hoy morirán.
Autor: Jesus Díaz.
(*)Oosterscheldekering: Presa que con el plan delta (países bajos) dejo a los polders (superficie terrestre ganada al mar) a salvo de las inundaciones. En este relato se supone que la parte los polders es fango porque la presa esta sellada, originalmente podían pasar barcos por debajo del nivel del mar.
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